Carlos Díaz Villarroel

La historia de la Catedral de Punta Arenas se remonta a la creación de la primera capilla de nuestra ciudad, levantada en 1854 por orden del gobernador de la colonia Jorge Schythe en el eje de la calle Valdivia, actual José Menéndez, casi en su intersección con calle Magallanes, para ser sede de la viceparroquia de Nuestra Señora de la Merced.

Este pequeño templo fue sede de la iglesia local hasta el 14 de enero de 1891, fecha en que es desarmado por su deteriorado estado y la amenaza de ruinas que significaba. En septiembre de ese mismo año se inicia la construcción de un nuevo templo, frente a la plaza de armas en un terreno cedido por el gobernador Samuel Valdivieso, inaugurándose el 14 de febrero de 1892. Sin embargo, un incendio ocurrido la tarde del 17 de junio de aquel año acabaría con ella y con el edificio de la gobernación ubicado en uno de sus costados.

Tan pronto fue posible se comenzaron los trabajos para la construcción de una nueva iglesia, esta vez de material sólido con el fin de que perdure en el tiempo, pero como en Punta Arenas no existía horno alguno para la fabricación de ladrillos y traerlos desde otra ciudad significaba un desembolso muy alto, monseñor José Fagnano, prefecto apostólico del territorio, se ideó fabricarlos él mismo. Así, con la ayuda de dos inmigrantes, Santiago Gelesei y Francisco Tomsić, se lanzó a la empresa de buscar, primero, la greda necesaria y, luego, cocer los ladrillos en una pequeña rinconada junto al río de Las Minas.

Los trabajos se iniciaron el 28 de diciembre de 1892, siendo arquitecto y director de la obra el sacerdote salesiano Juan Bernabé, reconocido misionero y constructor de la Patagonia, quien concibió a la Iglesia Matriz como una planta rectangular de 46 metros de largo y 18 de ancho con tres naves de características románicas, con cubierta a dos aguas, y una torre de 32 metros de altura con reloj de cuatro esferas. Sería el mismo padre Bernabé quien encomendaría el desarrollo de la obra gruesa, es decir, la albañilería de muros y paredes, al constructor dálmata Natalio Foretich Smerkinic en las temporadas de 1893 y 1894.

En tanto el interior, de estilo basilical, se ideó con dos naves laterales de cielo plano; una bóveda de cañón corrido en la nave central, hecha de madera y con enlucido de yeso que asemeja la solidez del hormigón, la cual remata en la semicúpula del ábside; y, diez columnas de lenga regional en rollizos sobre las que descansa la estructura, con basa y capitel de estilo corintio, apoyadas en fundiciones de piedra.

El templo fue habilitado provisoriamente en varias ocasiones durante la última década del siglo XIX. Se tiene registro de que el 12 de septiembre de 1897 se bendijo la piedra básica del altar mayor (reemplazado en 1946), en sustitución de la ceremonia de bendición de la primera piedra, la cual no se realizó al iniciarse las obras. En tanto, el 18 de aquel mes se celebró por primera vez en el templo el tedeum de fiestas patrias, presidido por monseñor José Fagnano.

En de marzo de 1899 se consagró el juego de campanas y luego, el 24 de mayo, se colocó en la torre el reloj. Este fue cambiado en 1991 por uno de mando computarizado obra del relojero alemán Jürgen Schulmeister, y sigue en la actualidad informando la hora en el centro de la ciudad.

El 15 de mayo de 1901 el obispo de la diócesis de Ancud, Ramón Ángel Jara, elevó al rango de parroquia a la viceparroquia de Punta Arenas dándole por primer titular al Sagrado Corazón de Jesús quedando como segundo titular Nuestra Señora de la Merced. El primero en recuerdo a la reciente consagración del territorio al Sagrado Corazón, acto mandatado por el Papa León XII con motivo del inicio del siglo XX y realizado en Magallanes por monseñor José Fagnano en 1899 para toda su jurisdicción; en tanto, el segundo titular se mantuvo para conservar el patrocinio originario de la Iglesia de Punta Arenas, dado a la Virgen de La Merced patrona de las cárceles y los cautivos, por ser el Territorio de Magallanes durante mucho tiempo una colonia penal.

Finalmente, el templo fue inaugurado el 1 de junio de 1901, librándose definitivamente al servicio religioso de la comunidad y demás actividades culturales en beneficio de ella.

Como adhesión a las celebraciones del IV Centenario del descubrimiento del Estrecho de Magallanes, en 1920, la autoridad eclesiástica decide decorar interior de la Iglesia Matriz, encargando tal labor al pintor catalán Enrique Artigas Vendrell, quien adornaría el presbiterio, la bóveda y la semicúpula con un conjunto de pinturas y detalles. Sin embargo, en la actualidad solo se conserva la pintura de la bóveda, llamada “Triunfo de la Religión”, que muestra a un gran ángel, representación de la caridad, junto a monseñor José Fagnano y a sor Ángela Vallese con un grupo de niños como muestra de las obras misioneras en la Patagonia. El cuadro es también decorado con pasionarias y acompañado en sus costados por la representación de los cuatro evangelistas con sus respectivos símbolos.

Con ocasión del IX Congreso Eucarístico Nacional realizado en Magallanes en 1946, la comunidad se dispuso a remozar el templo por idea del administrador apostólico Pedro Giacomini, obteniéndose de esta manera: los confesionarios, las bancas y el altar de mármol travertino que actualmente conocemos.

En 1947 y como fruto del mencionado congreso eucarístico, el Papa Pío XII a través del Decreto Pontificio “Ut in amplissimo Patagoniae Chilensis Territorio” de 27 de enero, creó la Diócesis de Punta Arenas y elevó al rango de Catedral a la iglesia parroquial dedicada al Sacratísimo Corazón de Jesús y Nuestra Señora de Las Mercedes, para ser la sede del obispo diocesano.

Luego del Concilio Vaticano II, finalizado en 1965, la nueva normativa de la Iglesia estableció ciertos cambios en la disposición de los templos, por lo que la Catedral de Punta Arenas fue adecuándose paulatinamente a ellos. Entre las principales y más notorias se encuentran: la eliminación de los altares laterales del templo, la separación del altar mayor de la pared para ubicarlo en un lugar central donde pueda ser rodeado por los celebrantes y la adecuación de una capilla lateral para el traslado del sagrario. Todas estas remodelaciones se vieron culminadas con los trabajos hechos al cumplirse 75 años de su inauguración, destacando el mosaico del Cristo-Pantocrátor en la semicúpula del ábside obra del sacerdote salesiano Luis Mebold en 1975, que vino a reemplazar a la deteriorada pintura hecha por Artigas que mostraba a Nuestra Señora de la Merced siendo coronada por la Santísima Trinidad.

Finalizadas las obras, el cardenal Raúl Silva Henríquez consagró solemnemente la Catedral de Punta Arenas el domingo 4 de diciembre de 1977.

Los últimos trabajos de importancia datan de los años 2011 y 2012 cuando el Ministerio de Obras Públicas, a través de la Dirección de Arquitectura de la Región de Magallanes, realizó diversas obras para conservar el valor patrimonial y sociocultural del inmueble, entre ellas: la pintura de los cierros, fachadas y cubiertas; la restauración del piso del presbiterio y la construcción de nuevos sitiales.

La Catedral de Punta Arenas, Iglesia Matriz de la ciudad, forma parte de la Zona Típica “Plaza Muñoz Gamero y edificios que la acotan” por el Decreto Supremo N° 67, de 22 de febrero de 1991, del Ministerio de Educación.

 

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